sábado, 7 de febrero de 2015

Sustituir la Verdad objetiva del Evangelio por opiniones subjetivas

El cristiano por ser sal en virtud del Evangelio, por su inserción vital en Cristo, no puede disimular, no puede ocultar la realidad. La sal preserva los alimentos, no permite que se corrompan. Al mismo tiempo les da saber. Así debe ser el cristiano.

Si hay tanta corrupción hoy ¿no será porque la sal de los cristianos se ha desvanecido en su fuerza? (...) También hoy se quiere complacer al mundo, halagando su ignorancia y estupidez, cuando se predican "cosas" que no molestan.  El mundo está herido por el pecado del egoísmo, de la soberbia, del hedonismo... Por eso cuando, cuando sobre esas heridas cae la sal de la verdad, de la palabra de Dios auténtica, que produce dolor, picazón y molestias. Por eso son criticados, rechazados, combatidos y hasta objeto de mofas y burlas, los que por su  conducta, su testimonio y hasta por su anticuado porte externo, hacen actual el Evangelio, no desvirtuándolo por la "persuasión de la sabiduría humana". También hoy siguen "gustando más las fábulas que el Evangelio puro" (I Tim. 4, 4). Por ello se corre el riesgo de contar fábulas, desvirtuando la sal del Evangelio. 

Si hay tanta oscuridad (confusión de ideas, desconcierto, dudas incluso sobre cuestiones fundamentales, etc.) es porque los cristianos han sustituído, en gran parte, la verdad objetiva del Evangelio por opiniones subjetivas, por apreciaciones, confundiendo, lamentablemente, 'conveniencias', 'facilismos', la 'ley del menor' (¿o ningún?) esfuerzo... Si hay tanta oscuridad es porque muchos "renovadores" se han encargado de que "Cristo NO sea la luz de las gentes".

El combustible que ha de alimentar la luz en el cristiano es el amor a la cruz, es el verdadero servicio al prójimo, es la abnegación, es la caridad y la fidelidad, es la humildad, es el esfuerzo constante por lograr la propia perfección. Quien sustituya esto por otras enseñanzas, andará él mismo en tinieblas, y mal podrá orientar a otros. Y, ojo, que no estamos hablando al "cuete": En ciertos ambientes tocar estos temas, es exponerse a una descalificación por parte de muchos cristianos tan actualizados que no creen nin en el demonio, ni en el pecado, ni en el infierno... porque no creen ya en el alma. ¿Mentira? ¡Que lo demuestren!

Cristo dijo: "El que me sigue, no anda en tinieblas, sino que tendrá la LUZ de la vida" (Jn. 8, 12). Como asimismo: "Si la luz que hay en tí se vuelve tiniebla, ¡cuánta oscuridad habrá!" (Mt. 6, 23).

El cristiano que trata de ocultar su condición de tal (para evitar que se burlen de él, para no verse en un "compromiso" de decir la verdad, o de contradecir...) es una lámpara encendida bajo la cama. El querer "mimetizarse" con los demás para no ser un "bicho raro" corrigen a Cristo que dice: "Así brille vuestra luz ante los hombres, para que ellos vean vuestras obras y glorifiquen al Padre que está en los cielos" (Mc. 5, 16). 

("¿Por qué hay tanta corrupción, podredumbre, oscuridad, confusión?", en: Comunidad, n. 644, 8 de febrero de 1987)

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