Jesús está realmente, verdaderamente presente en la Eucaristía. No es una figura, una imagen, un símbolo. Esta real presencia se hace visible, tangible, gustable no por los sentidos corporales, que no trascienden la frontera de la materia, sino por esa capacidad que sólo puede darnos la fe.
Hoy se habla mucho de una mayor "encarnación" de la Iglesia, de que debe ser más "humana", más "comprensible", más "sensible" a los problemas del hombre de hoy, que debería "aflojar" en muchas cosas. ¿Qué mayor "encarnación", "proximidad", "cercanía", "fraternidad", "comprensión" que la de Jesucristo en la Eucaristía? ¿Y qué importancia le dan muchos de los que reclaman "más encarnación" de parte de la Iglesia, que pretenden "humanizar" tanto a Dios, que lo despojan totalmente de su valor objetivo sobrenatural?
("Rebuznos... y coro polifónico", en: Mano a mano con el Obispo de San Rafael, p. 118-119)
VIDEO DE LA DISTRIBUCIÓN DE LA EUCARISTÍA EN MANILA
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