miércoles, 7 de enero de 2015

Una voz que predica en el desierto

Cuenta una leyenda, que las voces que se gritan en el desierto, quedan "enredadas en el aire y vuelven con cada viento fuerte". [¿Será por eso que ha vuelto la voz de este Obispo?]

Por eso, si unimos la leyenda con la realidad, quizá escuchemos resonar algunas palabras que todavía andan "dando vuelta" por distintos desiertos desde el día que fueron pronunciadas.

"¡Conviértanse! ¡Cambien de vida! Prepárense para recibir al Salvador, a Jesús, el Mesías; el Cristo, el Señor".

Y digo "distintos desiertos", porque desde aquel desierto de arena y arcilla, de insectos y de arbustos silvestres que transitó Juan Bautista hasta hoy, son muchas las escenografías que han cambiado. Hoy, tenemos delante un desierto de cemento y edificios, de semáforos y antenas de televisión. Y los profetas de nuestro tiempo siguen predicando con su voz después de haber transitado todas las arideces imaginables.

Hace 2000 años, Juan preparó la llegada de Jesús y muchos todavía no nos enteramos. Por eso, pasados quince días de la última Navidad, sería bueno preguntarnos: ¿Hemos recibido al Salvador? ¿Lo tenemos como compañía en este nuevo año que se nos presenta por delante?

De nosotros depende que las palabras que nos alientan a vivir un año mejor, no sean voces que se pierden en el viento...

(Comunidad, n. 745, 8 de enero de 1989)

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