lunes, 26 de enero de 2015

La familia cristiana

Ha sido tan catastrófica la consecuencia del pecado que fue necesario rehacerlo todo. Por el pecado el hombre subvirtió todo el orden, a tal punto que San Juan dice: "Sabemos que somos de Dios, mientras el mundo entero está en poder del maligno" (I jn. 5, 19).

Dios creó al hombre no como a un individuo, un ser particular, sino como miembro de una familia, con una responsabilidad personal propia respecto de sí mismo, ciertamente, pero también respecto de los demás. Y como decía León XIII ya en 1892: "Cuando Dios misericordioso resolvió consumar la obra de la Redención, tan largo tiempo esperada por el mundo, de tal modo dispuso la manera de realizarla, que en sus comienzos se ofreció al mundo la imagen sublime de una familia fundada por Dios, en la cual todos los hombres podían contemplar la virtud y la santidad..."

Sin lugar a equivocarnos podemos afirmar que ninguna institución, entidad, organización hizo tanto para destacar la importancia y defender los valores de la familia como la Iglesia Católica. Los Papas, desde hace mucho tiempo vienen predicando, y cada vez con mayor insistencia, sobre la necesidad de salvaguardar y defender la familia.

Así recuerda que la familia cristiana: "Proclama en voz muy alta tanto las presentes virtudes del Reino de Dios, como la esperanza de la vida bienaventurada" (L.G. 35)

Es una "especie de Iglesia doméstica donde los padres deben ser para sus hijos los primeros predicadores de la fe, mediante la palabra y el ejemplo" (L.G. 11)

"Es la célula primera y vital de la sociedad; y esta misión la familia la ha recibido directamente de Dios" (Ap. Act. 11). Por tanto: si queremos una sociedad unida, trabajemos por una familia unida; si queremos una sociedad digna y moralmente honesta, respetemos y defendamos la dignidad de la familia; si queremos una patria de hermanos, no sembremos odio y divisiones lamadas 'generacionales', cuando las más de las veces son degeneracionales'. 

"La familia es la madre nutricia de la educación... para conservar la estructura de toda la persona humana, en la que destacan los valores de la inteligencia, voluntad, conciencia y fraternidad" (Gaud. et. spes 61). 
Bien conocen la importancia de esto los enemigos del hombre y de la sociedad cuando legislan en educación no sólo prescindiendo de la consulta a los padres sino incluso legislando arbitrariamente contra el sentir de las familias, en contra de su fe, en contra de toda una tradición y cultura... para que con el correr de los años no tengamos familias educadas en los sólidos principios del Evangelio, a fin de que no puedan educar en la fe a sus hijos.

 ("La familia que renueva y salva", en: Comunidad, n. 586, 29 de diciembre de 1985)

(La pintura pertenece al pintor alemán Frtiz Von Ulde y se llama "Dejad que los niños vengan a mí")

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