domingo, 9 de noviembre de 2014

Mercaderes del templo



El celo de la casa de Dios


“En el Templo encontró a los mercaderes de bueyes, de ovejas y de palomas, y a los cambistas sentados. Y haciendo un azote de cuerdas, arrojó del Templo a todos, con las ovejas y los bueyes; desparramó las monedas de los cambistas y volcó sus mesas. Y a los vendedores de palomas les dijo: “Quitad esto de aquí; no hagáis de la casa de mi Padre un mercado”. Y sus discípulos se acordaron de que está escrito: “El celo de tu Casa me devora”. (Jn. 2, 14-17)

“Por ti he soportado afrentas
y la vergüenza cubrió mi rostro;

me convertí en un extraño para mis hermanos,

fui un extranjero para los hijos de mi madre:

porque el celo de tu casa me devora,

y caen sobre mí los ultrajes de los que te agravian(Sal. 69, 8-10)

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