11 de noviembre: San Martín de Tours, Santo Obispo
De la Liturgia de las horas de hoy
LECTURA BREVE Hb 13, 7-8
Acordaos de aquellos superiores vuestros que os expusieron la palabra
de Dios: reflexionando sobre el desenlace de su vida, imitad su fe.
Jesucristo es el mismo hoy que ayer, y para siempre. No os dejéis
extraviar por doctrinas llamativas y extrañas.
PRECES
Demos gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.
Señor Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,
haz que, por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
Señor Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único pastor de tu pueblo,
no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.
Señor Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,
haz que nunca falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.
Señor Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,
haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Una lectora nos hace llegar esta cita tomada del libro El Cardenal Pie del P. Alfredo Sáenz:
"También Martín debió enfrentarse con el error arriano tanto en su origen como en las Galias. Para nada lo atemorizó el número ingente de sus secuaces. "El arrianismo había seducido a elevadas y espléndidas inteligencias -dice el Cardenal Pie; los sacerdotes, los obispos de Iliria habían bebido y diseminaban el veneno del error; Martín, casi solo se eleva contra esos pastores culpables, contra esos doctores pérfidos; se deja ultrajar, se deja azotar, se deja desterrar de su propia patria, antes que entrar en connivencia con el arrianismo, aún mediante su silencio".
Martín fue siempre un enamorado de la ortodoxia. Y, como afirma Mons. Pie, "porque tiene toda la pureza, toda la integridad de la fe, tiene también toda su autoridad... La fe de Martín lo hace superior al mundo".
Supo asimismo Martín discernir los diversos errores de su tiempo en materia moral... De este modo restituyó "al matrimonio su santidad y a la virginidad su preeminencia" encontrando el justo medio de la moral, no hecho de compromisos sino de la superación de los errores" (pág. 111-112)
PRECESDemos gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.
Señor Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,
haz que, por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
Señor Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único pastor de tu pueblo,
no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.
Señor Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,
haz que nunca falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.
Señor Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,
haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Una lectora nos hace llegar esta cita tomada del libro El Cardenal Pie del P. Alfredo Sáenz:
"También Martín debió enfrentarse con el error arriano tanto en su origen como en las Galias. Para nada lo atemorizó el número ingente de sus secuaces. "El arrianismo había seducido a elevadas y espléndidas inteligencias -dice el Cardenal Pie; los sacerdotes, los obispos de Iliria habían bebido y diseminaban el veneno del error; Martín, casi solo se eleva contra esos pastores culpables, contra esos doctores pérfidos; se deja ultrajar, se deja azotar, se deja desterrar de su propia patria, antes que entrar en connivencia con el arrianismo, aún mediante su silencio".
Martín fue siempre un enamorado de la ortodoxia. Y, como afirma Mons. Pie, "porque tiene toda la pureza, toda la integridad de la fe, tiene también toda su autoridad... La fe de Martín lo hace superior al mundo".
Supo asimismo Martín discernir los diversos errores de su tiempo en materia moral... De este modo restituyó "al matrimonio su santidad y a la virginidad su preeminencia" encontrando el justo medio de la moral, no hecho de compromisos sino de la superación de los errores" (pág. 111-112)
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