sábado, 20 de diciembre de 2014

Para qué estás en este mundo - LA VOCACIÓN



Al crearnos, Dios nos asignó a cada uno una especial misión para cumplir en este mundo. Nadie ha sido creado sin una finalidad particular. Mucho antes de nacer, en verdad desde toda la eternidad, cada uno teníamos ya señalado por Dios nuestro puesto. En otras palabras: Dios nos creó, porque cada uno de nosotros tenemos que realizar una misión concreta que Él nos asigna. Es lo que llamamos: vocación.



La figura austera ... de Juan el Bautista, nos llena de esperanza y optimismo. Él vino a preparar la venida de Jesús, predicando "un bautismo de conversión para el perdón de los pecados". Ha sido fiel a su vocación hasta la muerte...

Cortemos, quitemos, rebajemos lo que sobra inútilmente en nuestra vida, lo que nos impide ver con claridad el horizonte de nuestra vida en Dios; y rellenemos los baches -la ausencia de santidad verdadera-, producidos por nuestra indolencia, nuestra comodidad, nuestro egoísmo, nuestra falta de verdadera entrega por temor a que el Señor nos pida mucho, que nos pida lo que no deseamos darle: nuestra vida consagrada a Él y a los hermanos.

Imitemos la valiente actitud del Bautista: seamos intransigentes con el mal aunque nos cueste la vida. Será la más feliz respuesta al llamado de Dios... y luego el elogio eterno: "Venid, ben­ditos..."
("¿Para qué estás en este mundo?", en: Mano a mano con el Obispo de San Rafael, p. 169-171)

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