domingo, 7 de diciembre de 2014

Pérdida de la idea de pecado

Decía Pío XII que lo tremendo, lo gravísimo, es que se ha perdido la noción, la idea de pecado. Yo creo que se llegó a ello porque el hombre no quiere pensar en la muerte, en su muerte; no quiere tomar en serio y tener presente las graves advertencias de Jesús. Bastaría que cada mañana, al levantarnos, pensáramos muy en serio, que a lo mejor este día puede ser el último de nuestra vida. ¿Cómo lo viviríamos? Si cada mañana pensáramos: este día es la última oportunidad que tenemos para salvarnos y deberemos dejarlo todo (¿para quién?), quieras o no, seríamos realmente insensatos para jugar tan desaprensivamente con nuestra eternidad...
(De "¿Un aviso de Cristo Sensacionalista?", en Mano a mano
con el Obispo de San Rafael, p. 149)

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